La Primera Novela Buena de Facebook (I)

LA PRIMERA NOVELA BUENA DE FACEBOOK

Por Gabriel Martínez Bucio (¿o era al revés?)

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Capítulo (indiscutiblemente) I

El personaje de nuestra historia se encontraba tan dormido cuando recordó que se había quedado despierto toda la noche viendo televisión y ya empezaba a amanecer. El lector –del otro lado del ordenador– se sintió aludido cuando leyó “El lector” y se preguntaba: ¿es una broma de facebook o de verdad voy a leer una novela? No sólo una novela sino la primera novela buena de facebook (se lo juro, desde el título se menciona, allá arriba, hace 7 líneas, 81 palabras y 409 caracteres ((con espacios))). Sin embargo, algunos decidieron abandonar a nuestro personaje, cerraron el post novelesco y se dirigieron a twitter para enterarse qué más sucedió este domingo 20 de octubre del 2013. Los demás continuaron leyendo y supieron que nuestro personaje se llamaba Galo Olivares y vivía en un pasado tan lejano que lo ubicaremos en pleno siglo XXI.

A continuación, se presentaban infinitas posibilidades de aventuras (algo obvio pues este es el primer capítulo de diez). Así que el narrador decidió comenzar con un baile organizado por el Conde de Orgel en un castillo europeo. Y pensó que sería prudente ubicar a Galo en la mágica-velada-nocturna (¡tres palabras del XIX que encajan perfectamente en una novela de facebook del XXI!) llena de disfraces, candelabros antiguos, vino, más vino y misteriosas mujeres vestidas de rojo. Entonces escribió: “Galo asistió con la elegancia del que se presenta mal vestido”. Mas el desvelado Galo Olivares se rehusó a vestirse tan ridículamente o como él sentenciaba: “yo no me visto como puto”. El narrador, asustado, no entró en conflicto con su personaje y prometió contar únicamente lo que él quisiera hacer. Y Galo quería pintar cuadros.

Capítulo II
Galo Olivares, además de ser el personaje de la primera novela buena de facebook, era una persona real. Y aunque nunca sabremos si estas letras lo volvieron de carne y hueso o si su carne y hueso inspiraron estas letras, Galo Olivares existía. De hecho, era tan real que algunos lectores, verdaderos fanáticos de esta novela desde el capítulo II, averiguaron su dirección (si usted no es uno de ellos aquí se la proporciono amablemente: Cerrada Casares #145, Colonia Ausente, Ciudad de México) y decidieron conocerlo. Galo se ponía feliz de recibir visitas, firmaba autógrafos y mostraba su gigantesco tatuaje de búho que tiene el pecho. El mismo tatuaje que le enseñaba en este momento de la novela al narrador, mientras le decía: “mira, invéntate algo con esta ave pero por favor, déjame pintar cualquier cosa”.

La persona real de Galo Olivares no tenía facebook. Su novia Cynthia, sí (y roguemos no se entere pues sospecho podría contarle a su pareja lo que estamos haciendo con su nombre). El Galo Olivares ficticio no tenía ni facebook ni novia y sus únicos rasgos físicos de los que tenemos noticia –y en los que habían concordado todos sus biógrafos (tampoco eran tantos, dos o tres)– eran su ave de tinta en el pecho y una barba bíblica. Y aunque Galo quería pintar cuadros, hasta el segundo capítulo de esta novela no había podido pintar más que paredes e impermeabilizar algunas azoteas. Sin embargo, su destreza estética era tan soberbia que sus “obras” hubiesen podido exhibirse en el Louvre si los franceses no condenaran el arte a la fatalidad de los marcos. Y como esto no dejará de suceder ni en la realidad ni en la ficción, Galo no había podido realizar su sueño y el lector (si aún continúa interesado) tendría que esperar hasta el tercer capítulo para saber qué más sucedió en el intermedio.

Intermedio entre el III y IV capítulo o una rotunda confesión encontrada en el diario del autor de la novela:
Considerando los pocos “Likes” conseguidos por los primeros capítulos de la primera novela buena de facebook, intentaré procurarle aventuras a Galo Olivares que sean atractivas para el lector que se ha tomado la molestia de encender su computadora (o Mac en algunos casos), verificar que funcione correctamente la conexión wifi, dar click en su navegador de preferencia (imagino FireFox, Chrome, Safari, Explorer), escribir la dirección de facebook, evitar distraerse con toda la mierda que encuentre en su timeline (específicamente las fotos de personas con sus perros o asistiendo a bautizos que a nadie le importan), detener su mirada en el post de mi novela, dar otro click en “Abrir”, y malgastar su tiempo en una lectura que lleva precisamente a esta confesión que usted está leyendo en facebook y por un momento pensó que alguien la había encontrado en mi diario inexistente.

Capítulo IV o el Primer Capítulo Malo de la Novela
La novela había ganado algunos lectores que habían dejado de llamarse lectores y aparecían con sus nombres personales en la novela, entre ellos se encontraban Diana Béjar Macouzet,Homero RamirezMagdalena RomeroMercedes San RCyn Cynx (la novia real de Galo Olivares real), y Ernesto Martínez Bucio, hermano mayor del autor.

Apenas eran unos cuantos pero suficientes para meterle presión al autor que, en este momento, se sentía completamente ofuscado (tan mal estaba que escribió la horrible palabra “ofuscado” sin intentar corregirla o por lo menos, buscarle un sinónimo). No concebía ninguna aventura para sus personajes. Estaba estancado. Y temía que el adjetivo “Buena” se cayera del título y su creación deviniera únicamente como “La Primera Novela de Facebook”, así, cotidiana, sin mérito alguno.

Resolvió ponerse a trabajar, se sacudió las presiones externas y a pesar de haber aparecido como un personaje más –en el mismo plano que el narrador y Galo Olivares– en este Capítulo IV, comenzó a sentir su empírico trasero en la silla de madera, sus ideas, el café por sus venas, y sus brazos que se alargaban hasta terminar en lo que la humanidad –desde el principio de los tiempos– ha denominado dedos. Y ahí estaban las teclas de la computadora. De donde salían palabras que se hilaban e hilaban en la pantalla mientras una historia que no se desenvolvía continuaba tejiéndose, escurriéndose de su pensamiento hasta los ojos del lector del otro lado del ordenador. De pronto, recuperó la sana distancia entre autor y narrador y personaje y obra y volvió con energía sobre la historia:

Galo Olivares intentó…

No, mentira. Solamente había sido un arranque de ambición literaria. La presión continuaba y no lo dejaba escapar de la espiral en la que se había metido. ¿Cómo había llegado hasta acá? Aún no había sucedido nada diegéticamente pero ya existían cinco capítulos de escritura. Pero, ¿esto podría concebirse como una novela?, se preguntó. De nuevo lo arrebató el éxtasis:

Galo Olivares pintó….

No, lo mejor era cerrar el capítulo. Sin embargo, tranquilizó al lector con una promesa: el próximo episodio tendría aventuras de corte realista y no intervendría el autor (con sus preocupaciones de autor). Galo Olivares ejercería su derecho de persona metafísica y moral en las elecciones para Presidente de la República Mexicana de Oriente.

(*) Novela por entregas (¡en pleno siglo XXI!) de 10 Capítulos publicada en el Facebook del autor entre el 2013 y 2014.

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