Fragmentos a su imán
Te falta el aliento. Tiemblas y sonríes, has vivido engañado hasta esta noche. A la mitad de este desfile de fuegos fatuos encuentras a alguien que te supera en maldad: una hembra tiburón, hermosa y negra, flota envuelta en una tempestad de olas mientras le hace el amor a un poeta que no sabe si es Montevideano o Montparnassiano. Sus muslos se aprietan sobre la piel viscosa del monstruo. Brazos y aletas, gargantas y pechos. Se reconocen, se mastican, se incrustan, se asesinan. Es la crónica de un instante, la continuación de la nada, la espuma de los días.