El cielo se acumula en las ventanas | Letras Libres
El bullicio, el cachondeo, la faena, han quedado en pausa. Es como si la ciudad hubiese sido alfombrada y se amortiguaran las pisadas y las voces de sus habitantes. Y no se les culpe. Ellos lo están intentando. Cansados de arrastrar la vida y acumular cielos en sus ventanas, cada vez se encuentran más personas en las terrazas. Con desgastada prudencia, tratan de avanzar filas y reclamar territorios. Pero si uno las observa con detenimiento, se podrá advertir su esfuerzo, porque se ríen mucho, mucho más que antes, aunque casi nadie sonría.