El cielo se acumula en las ventanas | Letras Libres

El bullicio, el cachondeo, la faena, han quedado en pausa. Es como si la ciudad hubiese sido alfombrada y se amortiguaran las pisadas y las voces de sus habitantes. Y no se les culpe. Ellos lo están intentando. Cansados de arrastrar la vida y acumular cielos en sus ventanas, cada vez se encuentran más personas en las terrazas. Con desgastada prudencia, tratan de avanzar filas y reclamar territorios. Pero si uno las observa con detenimiento, se podrá advertir su esfuerzo, porque se ríen mucho, mucho más que antes, aunque casi nadie sonría.

Las Meninas, de Macedonio Fernández (Letralia, Venezuela)

Alguna vez, Roberto Bolaño escribió que existe una extraña circunstancia de que casi nadie, nunca, hace reír a carcajadas a sus personajes. Evidentemente concordaba con aquella noche en Rayuela —entre la una y las cinco de la madrugada— en la que Horacio Oliveira se encuentra leyendo mientras llega a una conclusión desconcertante…