La Primera Novela Buena de Facebook (III)

Capítulo VIII o el encuentro y el juicio contra Galo Olivares

El autor encontró a Galo Olivares después de un mes de búsqueda: y entonces, cómo se te ocurre desaparecer faltando sólo tres capítulos para el final, es que estaba desesperado-aún no he logrado hacer nada con mi vida, y eso qué importa si eres un personaje de ficción-si vida y muerte para ti únicamente implica un punto final, si es así por qué me buscaste para terminar tu puta novela?

La pregunta de Galo dejó en evidencia a su querido autor, querido lector, así que decidió llevarlo ante el Tribunal de Personajes Extraviados para una resolución justa. Lo arrastró –como suelen decir los padres: de una oreja (como si esto fuese posible en la realidad, como si las orejas no se cayeran de las cabezas con el más mínimo jalón cual colas de lagartijas– violentamente.

–¿Por qué desapareció? –preguntó el Tribunal.

– (discurso memorable que pronunció Galo Olivares en su defensa el martes 11 de Febrero del 2014).

– No es válido. Se le condena a cumplir 1000 páginas de obediencia como personaje de cualquier escritor o a terminar la novela del autor aquí presente, el honorable Gabriel Martínez Bucio.

– (chillidos y aullidos de Galo Olivares).

– ¿Por qué llora tanto?

– ¡Porque yo sé que Gabriel me va a matar!
– Tranquilícese. Qué patético. Le daremos una oportunidad. En la antigua Roma, según nos cuenta Gibbon, Julio César tenía una versión primitiva de nuestro gran Facebook para decidir la vida de los Gladiadores: manita–arriba–vivía, manita–abajo–moría. Galo Olivares, escúcheme bien, sí, usted, el personaje de la Primera Novela Buena de Facebook, se le permitirá hacer una campaña de recolección de manitas arriba mejor conocidas como “likes”. Si logra juntar más de treinta, conservará su vida. Si no, morirá, pero el autor estará libre de culpas y podrá arrojar las piedras que quiera a cualquier prostituta o ventana cercana (Juan 8:1-7). ¿Me ha comprendido usted bien? Su futuro, señor personaje, está en manos de los lectores.

Galo Olivares se limpió las lágrimas y preguntó: “¿En dónde puedo hacer mi campaña?”

– En el noveno capítulo de la Primera Novela Buena de Facebook. Caso cerrado.

Capítulo IX o la campaña de recaudación de likes de Galo Olivares

Como se prometió en el capítulo anterior bajo sentencia de un juez, Galo Olivares comenzó su campaña para recaudar likes para tratar de no morir en el X capítulo a manos de Gabriel Martínez Bucio, autor de esta novela.

Durante algunos meses novelescos Galo se dedicó a subir fotos: con su perro, emborrachándose, en bautizos, con ex novias, viajando por el mundo, hizo comentarios graciosos, políticos, incluso compartió sus sentimientos al público con soberbias declaraciones de amor (sí, el pobre pensaba que realmente tenía sentimientos sin recordar que sólo estaba hecho de ideas, tinta-más tinta y nada de papel). No consiguió demasiadas muestras de afecto o manitas-arriba, como usted quiera llamarlo.

Por lo tanto, Galo recurrió a un último post: el presente capítulo de la novela, donde Gabriel Martínez Bucio cedió al lector un control que nadie pensó procurarle antes: la decisión de hacer vivir o morir al personaje de la novela. Y por primera vez, un like tendría un valor trascendental. No solamente influiría en el ánimo de una persona del otro lado de la computadora sino que decidiría una vida… o una muerte… Así que Galo hizo su última (¿será?) aparición (¿de verdad?) en (¿quizá?) público:

–Queridos lectores. Mi vida está en sus manos. Sé que no he podido lograr lo que me propuse al inicio pero hemos llegado a nueve capítulos juntos. ¿No me tienen un poco de aprecio por lo menos? Por favor, dé like a este post porque…
–¡Qué ridículo eres! –intervino Gabriel–, rogando a los lectores, chantajeándolos, vendiéndoles pornografía emocional. Si fuera por mí aparecería la guillotina y te ma…
–Prometiste dejarme terminar –y comenzó a sollozar…
–…
– Como decía, ustedes tienen corazón, piel, huesos, ojos, alma; están ahí, existiendo con la certeza que la muerte no les llegará jamás, al menos en este instante están a salvo… Yo no, yo solamente soy de corazón, piel, huesos, ojos, alma: un ser de ficción. No saben cómo es levantarse y obedecer a un patrón, llámese religión, horarios, pasiones o autor. La muerte avanza sobre mí a diario, con cada capítulo de esta novela, y lo único que me puede salvar son treinta likes de facebook. ¿Me dejarán morir? ¿Me dejarán morir?

El llanto de Galo se hizo tan fuerte que no dejó escucharse nada más en el noveno capítulo de La Primera Novela Buena de Facebook. La decisión estaba en los lectores, quienes de pronto se habían convertido en los protagonistas y co-autores de la obra. Por primera vez un click tendría relevancia. ¿Qué sucedería? ¿Dejarían morir a un ser del otro lado de la vida? ¿Solamente por ser menos real que ustedes?

Capítulo (discutiblemente) Final o Número X

Según un estudio de Facebook, tengo 400 amigos. Sólo 14 de ellos dieron like al capítulo anterior. Por lo tanto, se deduce que 386 personas quieren muerto a Galo Olivares… o son indiferentes a mi novela, lo cual es difícil de entender. Comencemos:

Debido a la baja cantidad de likes obtenidos por la (ridícula) petición del personaje de esta novela a los lectores, Galo Olivares falleció el 26 de febrero del 2014 (y roguemos que el Galo Olivares real no muera esta noche porque entonces los periodistas: ¿lo tenías planeado desde el principio? ((y los amigos: Gabriel, puedes confiar en nosotros, qué sucedió [[[y la policía: ya te cargó la verga por escritorzuelo ((((y yo no estoy de ánimos como para aguantar a la prensa))))]]]))).

Pero no se preocupe lector, acabo de llamar a Galo real y se encuentra sano y salvo bebiendo en una mezcalería de la ciudad. No quise afligirlo. Le hablé de otros asuntos. No quería que supiera que del otro lado de la vida estaba muriendo… él, tan él mismo, el mismo él, tan él-no mismo, tan él mismo no tan, tan mismo no él (jajaja) su doble, su doppelgänger… ¿Pero no es así como nos ocurre a todos? ¿No morimos mientras ignoramos que morimos? Mientras nos mantenemos ocupados, fumando, platicando, bailando, tal vez leyendo una novela, ¿ésta, quizá?

A final de cuentas Galo Olivares comenzó a desarticularse. Primero se le cayeron los dientes como en un mal sueño. Los sostuvo en sus temblorosas manos pero se le desprendieron dejando entrever los hilos que movían sus articulaciones (él todavía los llamaba huesos). Las piernas se quebraron con el sonido de un teclado de computadora, los brazos se rompieron con la fragilidad de un lápiz, el riñón, los pulmones, el hígado, todo él se iba desmoronando al suelo y sus gritos no eran más que estas palabras que describían sus gritos que no eran más que estas palabras que describían sus gritos que no eran más… Galo Olivares se descomponía después de 10 capítulos; se convertía en un personaje en disminución (para hacerle la caravana a Macedonio), y tanto el lector como el autor no podían negar una sensación de tristeza. Sí, Galo Olivares se había reducido a ser sólo un tatuaje tirado en el piso.

Y así acababa La Primera Novela Buena de Facebook (¿alguna vez tuvo comienzo?), como un uróboro literario, enroscado en su propio ocio, como si fuese ella misma la herida y el cuchillo, o mejor dicho, Galo Olivares y el bisturí del escritor.

Un médico entró a escena. Su sentencia: “hay demasiado tatuaje… con razón el hombre está sufriendo… tírenlo a los perros… que deje de existir… y que la novela por fin dé fin”.

(*) Novela por entregas (¡en pleno siglo XXI!) de 10 Capítulos publicada en el Facebook del autor entre el 2013 y 2014.

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